Wednesday, February 08, 2006

qué?

Yo tenía una hijita que se llamaba Esperanza. La alimentaba, la bañaba, le cortaba las uñas, la vestía, le cambiaba los pañales, le daba de beber. Realidad, esposa mía más por conveniencia que por convicción, la amantaba y amamantaba religiosamente. La teta puesta en su fase oral, su fase oral dormida después de la teta.
Por las noches Esperanza no nos dejaba descansar. Realidad se insomniaba para intentar tranquilizarla, arrullándola y acunándola, diciéndole no te preocupes Esperanza porque tu mamá está aquí para cuidarte y protegerte. Esperanza no entendía de arrullos ni vaivenes, niña impaciente ya desde el vientre de su mamá.
Tan impaciente se fue haciendo más grande y más compleja y más insoportable. Ingresó de lleno en alguna de esas subculturas soñadoras (artista, comunista, seminarista, politiquista, qué se yo) y conoció a un tal Vacío Nada. Hombre malvado, se la llevó.
Por las noches a veces Realidad y yo lloramos y suspiramos. Dónde estarás nuestra Esperanza.

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